De la cama al sofá y del sofá... ¡a correr! - Con la lengua fuera
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De la cama al sofá y del sofá… ¡a correr!

De la cama al sofá y del sofá… ¡a correr!

¡Muy bien! Ya has decidido dar el GRAN paso de calzarte las zapatillas y salir a la calle a dar zancadas, pero no sabes muy bien qué hacer cuando cruces el umbral de casa para conseguir no darte la vuelta a los cien metros. 

En la página «Sobre mí» ya cuento que con 10 años me apunté a atletismo. Sin embargo, cuando pasé del colegio al instituto dejé de correr y el único ejercicio que hacía era el que me exigían en las clases de Educación Física. Pasaron los años del instituto, los de la universidad… y empezaron los primeros dolores (de cadera y de espalda), derivados, en gran parte, de estar tantas horas sentada.

Así que, después de ir al médico y de pasar por una rehabilitación, decidí poner fin al sedentarismo y combatir los dolores a base de ejercicio, y no de ibuprofenos.

Me apunté al gimnasio sobre todo por las clases de pilates, que es lo que me recomendaron especialmente, pero aprovechaba para hacer algo de cardio (bici y elíptica) y ejercicios de fuerza (con unas tablas que me preparaba uno de los instructores). Durante una temporada me iba a andar a buen ritmo por Alcalá, pero nunca arrancaba a correr.

Primer intento

En el 2012, a un par de amigas les dio por correr y un día me animé a acompañarlas. Fue un total fracaso. El recorrido no era muy atractivo (dar vueltas a un parque), el ritmo me aburría; intenté ir por mi cuenta y más rápido, pero no aguanté ni un minuto. Me dolían los gemelos, las espinillas (las zapatillas casual blanquísimas y monísimas, de esas que tienen una banderita del Reino Unido, no ayudaron mucho) y, cómo no, iba con la lengua fuera. Pensé «Esto no es lo mío» y no volví.

Segundo intento

No fue hasta diciembre del 2015 cuando me calcé de nuevo unas zapatillas (esta vez sí eran unas pensadas para correr). Reconozco que tener una pareja que corre, que te orienta y te acompaña, sobre todo en los inicios, ayuda bastante.

Por aquel entonces ya había aprendido que se empieza, como diría Luis Fonsi, «pasito a pasito, suave, suavecito»; que hay que combinar caminar y correr (el famosos método CaCo), pero ¿cuánto tienen que durar los primeros entrenamientos? ¿Cuánto tiempo corro y cuánto tiempo ando? ¿Cuándo tengo que aumentar los minutos de carrera y disminuir los de caminata?

Aplicaciones para correr

Hay varias aplicaciones para dispositivos móviles que ofrecen programas sencillos de entrenamiento para que cualquier principiante salte del sofá y logre correr 5 kilómetros ¡seguidos! en solo 8 semanas (saliendo tres días por semana). A mí me fue bastante bien.

Las primeras sesiones suelen durar unos 30 minutos y son muy asequibles. Por poner un ejemplo de la primera semana: 5 minutos de calentamiento andando; 20 minutos alternando 60 segundos de carrera/trote con 90 segundos de caminata para recuperar; por último, otros 5 minutos de vuelta a la calma. Por supuesto, no es necesario que cuentes tú los segundos ni que mires el móvil ni el reloj. La misma aplicación te va diciendo cuándo tienes que empezar a correr o cuándo toca caminar. Más fácil, imposible.

Y así fue cómo yo conseguí correr 5 kilómetros seguidos. Una pequeña confesión: el día que lo logré, cuando sonó por los auriculares la voz de la chica de la aplicación diciendo «You work out is completed. Well done!» me eché a llorar y llamé a David, mi chico, gritando «¡¡Lo he hecho, lo he hecho!!».

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